Acto de consagración personal de un caballero del Templo a su Reina y Señora

El Acto de Consagración personal de un Caballero del Templo a su Reina y Señora

Virgen bendita e inmaculada, Reina y Señora de la Milicia del Templo, refugio y consolación de todos los Caballeros, postrados delante de tu trono te elegimos nuestra Abogada delante de Dios.
Yo, como todos mis Hermanos, me consagro a tu servicio hasta el día de la Profesión y Investidura; te ruego pues, o Madre de Dios y mía, de incluirme en el número de tus fieles servidores y de mantenerme en todas partes bajo tu protección, socorrerme en la vida y en la muerte, en la paz del convento y de la batalla del mundo; se mi guía; no desprecies de darme tus cuidados y dispón de mi como te plazca.
Acógeme en tu bendición y no permitas que nunca ofenda a tu Hijo; defiéndeme de las tentaciones, confírmame en la fidelidad de la vocación a la vez que me liberas del peligro, provéeme en mis necesidades, aconséjame en la duda, consuélame en las aflicciones, asísteme en la enfermedad y de modo particular en la angustia de la muerte; no permitas que el demonio pueda gloriarse de haberme encadenado, pues estoy consagrado a ti, haz que pueda alcanzar el cielo y agradecerte que pueda adorar contigo a Jesús mi Redentor en toda la eternidad
Para que no pueda perjudicar a nadie injustamente, pongo en tus manos la espada que tengo afilada como símbolo de la defensa de la Santa Iglesia, de las viudas, de los huérfanos y de todos los servidores de Dios, contra la violencia de los paganos y de los herejes.
Confió con tu intercesión ante la misericordia de Dios para las almas de todos nuestros Hermanos difuntos, de la antigua y nueva Milicia, muertos serenamente en paz y gloriosamente en guerra, en la defensa de los Santos lugares y de los peregrinos torturados o en el martirio de la hoguera, ayer y hoy fieles a la Fe Católica y a la fidelidad de los votos.
Oh Madre de Misericordia, a ti que constituida Reina, Señora y Abogada de la Milicia, confiando también en la totalidad de la Orden, su difusión, la lealtad a los ideales y el servicio a sus intereses; te suplico tu protección a mis Hermanos, a mi familia, parientes, benefactores, nuestros jóvenes y todos los que confían en la Orden.
Acuérdate oh piadosísima Virgen María, no dejar de escuchar al mundo que recurre a tu patrocino, que ha implorado tu ayuda, que ha pedido tu protección y han estado abandonados.
Animado con esta confianza acudo a ti, oh Madre, Virgen de las Vírgenes, a ti recurro como pecador arrepentido, postrándome ante ti, oh Madre del Verbo, no desprecies mis oraciones, proporcióname la satisfacción de haberme escuchado. (“Memoria – Oración de San Bernardo).

Domina nostra Regina Militiae, ora pro nobis

Amen.

Con aprobación eclesiástica y de la Orden. Indulgencia plenaria “ toties quoties”.
Mons. Antonio Buoncristiani, Arzobispo Metropolitano de Siena dom. Marcello A. Cristofani della Magione, Gran Maestro y Duque de la Orden.

Nota: Los demás Caballeros de otras Ordenes (Damas, Novicios, escuderos, capellanes y agregados etc) podrán adaptar la oración al “Estatus” propio de la Milicia.